48. Consejos peligrosos

En esta sociedad en la que vivimos, somos muy dados a dar consejos a vecinos, amigos, hermanos, cuñados cuando a veces ni siquiera nos lo han pedido y lo peor de todo es que muchas veces los damos sin tino ni camino.

La verdad que no es un tema sobre el que hubiera planeado escribir, pero las circunstancias son las que son y no podía dejar pasar esta oportunidad para escribir estas líneas.

Os voy a contar una anécdota que me ha ocurrido ya en dos ocasiones y en escenarios diferentes.

La primera la viví hace unos años cuando estando de guardia de violencia de género, me llamaron de la Comisaría de Leganitos para atender a una víctima, cuando llegué, me identifiqué y me dijo el policía que esperara un poco que ahora vendría un compañero a por mi. Me senté en la sala de espera y a mi lado se encontraban dos señoras hablando, una muy afligida y la otra no le paraba de dar consejos sobre lo que tenía que hacer, sobre lo que tenía que decir y sobre como tenía que actuar en el futuro. No pude evitar oír la conversación que tenían y la situación era la siguiente:

La mujer, había tenido una discusión con su marido, y en el transcurso de la misma, se insultaron y se agredieron mutuamente,  y deduje que el marido también tendría lesiones, porque ella decía que le había hecho una brecha en la cabeza con un cenicero que le lanzó y que todo esto ocurrió mientras sus hijos de 7 y 11 años estaban en la cama, y la amiga consejera no paraba de decirla que tenía que pedir una orden de alejamiento y que se fuera con sus hijos a Londres (ya que allí vivía una hermana), y que no volviera. La víctima dudaba del consejo que le estaba dando la mujer respecto a llevarse a sus hijos y no volver, le preguntaba que si eso era legal, y la mujer no paraba de decirla que lo hiciera, que no se preocupara que no la podía pasar nada, porque lo único que estaba haciendo era proteger a sus hijos de su agresor. Yo no podía dar crédito a lo que estaba oyendo, y cuando me llamó el policía para que le acompañara, no tuve por menos que preguntar a la señora si era letrada, o lo que me contestó que no, y solo le dije una frase a la víctima, por favor haga caso a la letrada que le asista ella es la profesional y olvide esta conversación.

Y casualmente esta misma conversación la he tenido que oír otra vez en el día de ayer, cuando estaba esperando en la sala de espera del médico.

Ante estas circunstancias se me viene a la memoria el célebre caso de Juana Rivas, y soy consciente que después de lo que voy a decir, haya personas que no comulguen con mi planteamiento, pero aún así, lo primero que tengo que poner de manifiesto es que me considero feminista y apoyo y comparto la lucha contra la violencia de género y en pro de la igualdad, como no podía ser de otra manera, y también soy jurista, por lo que, como feminista y jurista, me siento en la obligación de denunciar este tipo de situaciones, porque el hecho de que miles de mujeres apoyaran a Juana Rivas con frases como “Juana está en mi casa”, o que salieran en manifestación apoyando una ilegalidad,  flaco favor hacen a las propias víctimas, ya que las sitúa en una peor posición de la que estaban. No se debe opinar sobre situaciones que no conocemos al detalle, y que no tenemos datos reales y contrastados de ambas partes.

Este tipo de situaciones son muy delicadas y el hecho de jugar a ser abogados, sin ser conocedores de las leyes, de su aplicación, ejecución, funcionamiento y de las consecuencias del incumplimiento de las mismas, así como dar consejos de ese tipo con la repercusión tan grande que puede tener para la propia víctima es de una irresponsabilidad y osadía total y absoluta, y en nada beneficia a la víctima.

Seguro que no te atreverías a operar a una persona a corazón abierto, ya que no tienes la experticia ni los conocimientos de un cirujano, ante este tipo de situaciones tenemos que ser sumamente cautelosos y no dar consejos de magnitud jurídica, utilizando el corazón, porque la Ley es la Ley, y nos guste o no, la misma está hecha para cumplirla y su incumplimiento acarrea consecuencias jurídicas.

 Y para muestra un botón, ya que seguir los consejos de Francisca Granados, asesora en el Centro Municipal de la mujer, a Juana Rivas le puede costar ir a la cárcel. No podemos tomarnos la justicia por nuestra mano, y tenemos que ser conscientes que la ley está para cumplirla, y si hay errores en las mismas existen mecanismos legales para enmendarla, como quieren paliar con la Ley 9/2018 que modifica la Ley de Medidas de Protección Integral contra la violencia de género, que con anterioridad se quiso tramitar por la vía de Real Decreto Ley.

Espero que tras la lectura de este artículo, cuando vayas a dar un consejo por lo menos te lo pienses antes y recapacites.

Un saludo y hasta el próximo artículo.



Author: María Amparo Martínez Marián
Abogada Perito Contador-Partidor

2 comentarios

  • Pilar

    El artículo es muy interesante y apropiado. Cuando se refieren los consejos a temas legales, lo mejor es dirigirse a un profesional que es el que tiene que darlos. Cuando aconsejamos a alguien sobre estos temas es porque has pasado por esa situación, pero nos olvidamos que cada caso es diferente y nunca se puede generalizar. Gracias por tu consejo.

    • Efectivamente Pilar, como muy bien dices, aunque hayas pasado por la misma situación, ni cada caso es igual, ni cada circunstancia es la misma.
      Los juristas son los que verdaderamente conocen las leyes, saben cómo interpretarlas y cómo aplicarlas en los Tribunales.
      Por eso, debemos dejar en sus manos cada pasito que queramos dar, por pequeño que sea, si no queremos tener un susto. Gracias por tu comentario y nos alegramos que te haya gustado.

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